viernes, 27 de febrero de 2009

Un momento eterno

Tiemblo al recordar ese momento, de esos que hacen eco... Una escapada nocturna, en un lugar inimaginable, dos personas se alejan de la realidad y construyen su propio universo. El tiempo se para.

Tus ojos verdes clavados en los míos, tus brazos rodeándome y apretando con fuerza contra tu cuerpo, como si quisieras recordar ese momento para siempre. Suena un beso callado.

Acaricias mi cuerpo despacio, estudiando cada parte, cada detalle. Buscas mi mirada y sonríes. Te echaba de menos, susurras. Sonrío por no decirte: yo a ti también. Hacía apenas una hora te observaba en la lejanía y deseaba correr a tu lado. Difícil situación... Callas mis pensamientos con un beso. Gracias, no querría desperdiciar ni un instante a tu lado.

Te siento, me sientes. Tu olor se guarda en mi memoria. Rozo despacio tus labios, eternizando este beso. Me fundo entre tus brazos. No quiero que se acabe este momento.

Mis ojos se cierran, me estoy quedando dormida, no quiero. Tú con los ojos abiertos, me miras, esperando a que no pase el tiempo.

Inevitablemente las horas pasan y debemos volver a la realidad. Me despides con un beso y al cruzar el umbral de la puerta la realidad vuelve y otra vez nos convertirnos en dos desconocidos.

Sabiendo que cada instante que hemos compartido entre estas cuatro paredes se guardará en nuestra memoria. Y siempre podremos recordar nuestro momento eterno.







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