martes, 10 de agosto de 2010

Secretos

Tus labios se acercaron a mi rostro lentamente, estabas tan cerca de mi oído que podía escuchar tu respiración. Cerré los ojos para poder verte.  

El aire iba fluyendo entre tus labios y al pasar por tus cuerdas vocales se convirtió en sonidos. Cada letra, cada palabra que formaste, atravesaron mi oído. Parecía magia.

Todas esas ideas, confesiones, explicaciones que me contaste, todo aquello que dijiste recorrió durante largo rato mi cerebro. Durante un instante no sentí mi cuerpo, tenía frío pero mi cuerpo ardía en llamas.

No conseguía entender porqué hasta este momento no lo había sabido, no conseguía comprender porqué tanto tiempo habías guardado ese secreto. Antes no te conocía... ahora sí.