domingo, 24 de enero de 2010

Rayadita de la guardia

A punto de subir al tren, bajo una lluvia infernal, de esas que cala hasta el corazón, se ha quedado inmóvil. Aún se pregunta porqué han podido cancelar el viaje, de forma tan repentina, pero es cierto, está diluviando. Ignorando el peso de la lluvia se sienta, como si tuviese intención de esperar que se pusiese en marcha su ansiado tren. Pasan lentamente los minutos y vuelve a pensar: quizá en media hora pueda coger mi tren...pero no... el tren desaparece en el horizonte, sin pasajeros, y con él se va su esperanza. Ya no sabe que camino ha de tomar, le sorprendió esta lluvia, sin poder remediarlo.

Cuando es consciente de que está empapado, sin poder casi moverse por el peso de sus tejanos, da media vuelta olvidando sus maletas, sus ilusiones puestas, su esperanza, su infinito...

Perdido, como si ya no tuviese destino y porvenir, se arrastra hasta un pequeño café. Con la cabeza baja descubre una pequeña mesita en un solitario rincón. Según camina hacia el final del local, va dejando su rastro a cada paso, está empapado y no deja de gotear. Se sienta, casi sin fuerza, ya ni siquiera siente el temblor que se ha propagado por todo su cuerpo. Se le ha apagado la luz, su vida ahora carece de sentido.

Las horas pasan ahí sentado, sin saber que hacer, se encuentra perdido, sus pupilas se han quedado clavadas en el horizonte. De repente aparece en su cabeza una melodía, al principio suena muy suave, incluso tímida. Y poco a poco va sonando más claramente. Suena una y otra vez...un rayo de sol, oh,oh, oh... y recuerda...una sonrisa inmotivada, irónica, aparece en sus labios - Dónde estará mi sol...-