jueves, 24 de diciembre de 2009

Navidad

Éstas fechas en las que te rodea la nieve, los mensajes de paz y felicidad, los ojos sorprendidos de los niños junto a una boca enorme abierta debida a las luces y colores, el olor a castañas asadas en el centro de Madrid, ese frío helador que te obliga a pasear con gorro, guates y bufanda. Son estos días en los que si tienes a quien abrazar, a quien dar la mano o con quien admirar como niños las luces y colores que envuelven la ciudad, tienes que considerarte una de las personas más afortunadas.


Aun así, son estas fechas las que siempre han hecho retumbar en mi cabeza inconsciente esa frase: la soledad es estar rodeado de gente y pensar solo en quien te falta. Nunca he sido consciente muy bien porqué.


Qué complicados somos los humanos, lo ambivalentes que pueden ser los sentimientos, lo mentirosos que podemos llegar a ser en determinadas circunstancias por no dañar a quien nos rodea.


Cómo es posible estar brindando en fin de año y darte la vuelta para recoger una lágrima que furtiva ha salido a correr por tu mejilla, cómo es posible que en tu rostro se dibuje una sonrisa y tu corazón no cese de llorar. Cómo es posible estar en medio de la calle, rodeado de gente, oír las risas, petardos, carcajadas, carreras, bromas, besos...y no parar de enjugar tu llanto. Como es posible que me acuerde de ti a todas horas, tú que no estás, tú que hace tanto tiempo que te fuiste y sin embargo olvide a toda esta gente que no para de llamar mi atención para recordarme que están a mi lado.


Qué difícil es disfrutar de días como éstos en los que aún no me he perdonado por olvidar tu voz o el sonido de una carcajada tuya, por no tener tan presente tu aroma o el tacto de una caricia, por sentir como un sueño tu abrazo o tu cálido despertar. Pasan los años y siempre, en estas fechas desaparezco, me meto en mi madriguera y cubro hasta mi cabeza con una manta, me hago un ovillo de lana e intento volver a recordarte, a olerte, oirte, sentirte, tocarte...


Y hoy odio al mundo por estar vacío y es hoy cuando odio seguir.

martes, 1 de diciembre de 2009

Rayadita de la guardia nº4 Ya no más!

Siempre hay que elegir, tu vida siempre toma caminos diferentes según lo que en ese momento sientas. Unas veces requiere pensarlo mucho y otras tan solo te quema por dentro y provoca en ti un impulso y simplemente tomas la decisión, no necesitas pensar, lo sabes. Otras, sin en cambio (y sin duda, las más tristes) te dejas llevar por la corriente, dejando que la vida siga su curso pero sin mover ningún hilo.

La vida es un devenir en el que van apareciendo y desapareciendo cosas y personas, algunas solo se quedan en el recuerdo pasando a ser un mero capítulo en tu camino y otras te dan la mano y te acompañan hasta el final.

Decidí volverme loca, así, tal vez, pueda olvidarme del mundo sin remordimiento, sin sentimiento de culpabilidad. Ya no sé si dar las gracias o culpar de mi permanencia en la cordura a esas personas que siempre están. SIEMPRE. Aún resuenan en mi cabeza las palabras de mi padre: "...porque hija, la familia siempre es lo primero, lo que nunca te fallará, lo que permanecerá..." y yo asentía pensando la familia sí, pero ésta...no estaba nada convencida.

Por mucho que confíe en las personas que están a mi alrededor, por mucho que las ame, por mucho que me entregue a ellas y sienta que ellas se entreguen a mi, llegará un momento en el cual las dudas me invadirán. Cuando llegue ese momento sé en quién podré confiar. Lo demuestran cada día, un día como hoy que ya desconfías del mundo, de todos los que te rodean, incluso de tus almas gemelas y del ladrón de tu corazón y sin embargo...es un miembro de la familia quien te arropa con una manta de amor y compresión y sientes que estarás bien, vuelves a confiar.


Hoy he recurrido a ese regalo que me hiciste, solo lo escuché una vez, lo necesitaba. Las piernas me empezaban a flaquear, ya no podía más. Ya no puedo más. Estoy a punto de caer, necesito una mano amiga en la que sostenerme, que no permita que me estrelle. Ya no existen héroes, ya no hay lealtad, ya no hay amor, ya no hay ninguna razón.


Solo quería volverme a sentir única, grande, imprescindible, esa princesa de cuento de hadas por la que luchar contra dragones y malvadas brujas. Quería saber que soy la protagonista, la maja desnuda y la vestida(¿por qué no?), quien te deja sin respiración a cada beso. Solo necesitaba saber que pase lo que pase siempre compensa mientras sea conmigo.

Siempre dije que en este tema no me conformo, lo quiero TODO.


Tan solo quería algo así...