martes, 17 de febrero de 2009

¡Bienvenido a la vida!

Cuando crees que ya no puedes más, que la vida ya solo se ve en blanco y negro y reina un gran gris sobre tu cabeza. No sé por qué, pero aparece un sol, brillante hasta la médula. Lo miras, te ilumina la cara y su calidez te empapa hasta los huesos. Y es entonces cuando sientes que ahora sí tienes los ojos abiertos y te das cuenta de todas las cosas que habías pasado por alto, todos esos detalles que rodean tu universo y les habías dado una insignificancia que no merecían. Empiezas a ser consciente de que la vida, poco a poco, comienza a tener colores, cada vez más vivos. Ves como un gorrión chapotea en un charco del parque, te fijas en una flor que está luchando por crecer hermosa. Observas como una pareja, en una esquina del parque, creyendo que nadie les ve, se deshacen a besos. Disfrutas al ver unos niños correteando mientras sus madres no les quitan ojo. Sonríes al sentir como la lluvia acaricia tu cara, al recordar la carcajada de esa persona que tanto quieres. Al ver las estrellas te preguntas quién las habrá puesto ahí y piensas qué suerte poderlas disfrutar. Y es ahora cuando sientes que la vida te da muchas cosas para disfrutar que tan solo te tienes que percatar de todas las que aparezcan en tu camino. Y es ahora cuando te das cuenta que la vida merece la pena. Te sientes afortunado, eres feliz.



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