Siempre vengo aquí, me divierto imaginandote en aquel banco frente al gran vetusto árbol aguardando mi llegada. No puedo evitar reconocer que aquel día, según me fui acercando, paré de caminar, me apoyé en la barandilla y te estuve observando unos segundos desde allí arriba, maravillada por aquel paisaje, tu.
Parece que aún sigues allí sentado, en la misma postura desde entonces, inmerso en tu lectura, cabizbajo, con tu peculiar manga larga a pesar de ser un día de primavera de ésos que el sol deshace la ropa.
Ya no te busco, no me importa, tan solo te imagino, sin esperar nada a cambio, volviendo a disfrutar de esa sonrisa inocente cuya inocencia se desvaneció con el tiempo, se envenenó con miedos y mentiras.
Pero eso apenas lo recuerdo, ya dejó de tener sentido, tan solo imagino que aún sigue tu silueta, allí, lejana. Me divierte, sonrío, doy la vuelta y sigo mi camino.
¡¡¡¡Precioso texto!!!
ResponderEliminarMe llego la frase "Ya no te busco, no me importa, tan solo te imagino, sin esperar nada a cambio, volviendo a disfrutar de esa sonrisa inocente cuya inocencia se desvaneció con el tiempo, se envenenó con miedos y mentiras."
Un beso y buen fin de semana
Me encanta tu blog!
ResponderEliminarY también me ha impresionado la misma frase que a ella.
Pero todo es precioso! He leído muchas entradas tuyas en esta última hora.
Un beso.
Anais.
Ey! pasate por el blog, que hay un premio a recoger!
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