martes, 20 de octubre de 2009

Un regalo para todos vosotros

Este cuento apareció en mis manos un día cualquiera, casi por arte de magia, lo leí y sentí que tendría que compartirlo con todas las personas que me rodean. Hace mucho que no escribo y de hecho tengo algunos borradores pendientes de publicar pero creo que corre más prisa haceros este regalo a todos aquellos que de vez en cuando os dejáis caer por aquí. Espero que os guste casi tanto como a mi. ¡¡¡Un besazo a tod@s!!!

Este cuento se titula "El verdadero valor del anillo" y empieza así:

Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro?¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizás después... Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
- E...encantado, maestro- titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
- Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Éstos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros se daban la vuelta y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado (más de cien personas) y batido por su fracaso, montó su caballo y regresó.

¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su ayuda.

- Maestro-dijo-lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir 2ó3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

- ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo!- contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

- ¿¿¿¿58 monedas????- exclamó el joven-

- Sí, yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé...si la venta es urgente...

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

- Siéntate, dijo el maestro después de escucharlo. Tu eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, solo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.



¿Os ha gustado? Espero que lo tengáis presente, desde hoy, todos los días. Una sonrisa para ti.

5 comentarios:

  1. El verdadero valor esta en el corazon, no en las posesiones que uno tenga.
    Un Saludo

    ResponderEliminar
  2. no me queda claro que hayas entendido el cuento...

    ResponderEliminar
  3. Uys, este cuento, lo leí hace un tiempo, aunque nunca es tarde volver a leerlo de nuevo ¡me encanta!!

    Despúes de leerlo un par de veces, para sacar la conclusión pertinente, he llegado a la conclusión que " Cada persona poseemos un valor incalculable y nada pagable en esta vida" lástima que raras veces, nos damos cuenta!

    Como siempre es una gozada leerte, ¿sabes?, y como siempre estaré en espera de que vuelvas a sorprenderme una vez más!;

    Si tienes ocasión y posibilidad, visita el blog y lee la entrada "seguire soñando"

    Un besazo, preciosa!!

    ResponderEliminar
  4. Precioso...No lo conocía...Y creo que es cierto, a veces nos entregamos a quien no nos valora...

    Muchos besitos.

    Ah...Gracias por visitar mi playa, yo si me lo permites, me quedo...

    ResponderEliminar
  5. En la vida no es necesario que nadie te valore, lo más importante es valorarse a uno mismo, entenderse, quererse, respetarse...y cuando uno ha conseguido esto, se encuentra preparado para ser feliz. Una persona que no se valora no deja que las personas que realmente la quieren le demuestren el verdadero valor que posee. Un beso.

    ResponderEliminar