viernes, 30 de octubre de 2009

Mi poema favorito (entre tantos...)

Después de criticar ayer el amor y hablar de todos sus efectos nocivos como la dependencia y la adicción, os dejo aquí un poema de Ángel González. A mi forma de ver es la máxima expresión de amor creada sobre el papel. Leedlo despacio, saboreando cada palabra, cada frase. Empapaos de ese sentimiento tan embriagador, dejad que os llegue a lo más profundo de vuestro ser y comprobad como se rasga el corazón al saber que alguien pudo sentir tanto amor y lo bien que lo supo explicar. Espero que lo disfrutéis tanto como lo disfruto yo, porque cada vez que lo leo me enamoro del amor.


jueves, 29 de octubre de 2009

Drogas...

Actualmente las drogas están a la orden del día y sin embargo últimamente a mi me preocupa una en particular: el amor.

Esa droga llamada amor a la cual algunos se enganchan como a cualquier otra. Esa droga que causa síndrome de abstinencia en toda regla, que hace que te conviertas en yonqui, en mendigo, en ladrón.
Esta adicción comienza como cualquier otra, un día dices que total un poquito no te hará daño. Y así van pasando los días, cada vez necesitas un poquito más. Al principio con una o dos veces a la semana que te inyectes de esta droga te cubre todas tus necesidades pero cuando te das cuenta te ves inmerso en un mundo en el que si no te metes, si no sientes ese amor que te inunda que te cala hasta los huesos, que eleva tu adrenalina y tu serotonína, ya no sientes nada.


Desde muy pequeños la sociedad te enseña que es el amor, bueno, un tipo de amor que creo que no existe (aunque inevitablemente sigo buscando). Te muestran como con la fuerza del amor se matan dragones, se superan todos los obstáculos, ¡incluso te muestran como la sirenita cambió su naturaleza por su galán! Te enseñan que el amor es algo perfecto sin discusiones, sin monotonía, sin contradicciones, sin dudas, sin defectos.


Los yonquis del amor necesitan continuamente sentir amor y sentir que se les ama, se vuelven insaciables, siempre quieren más. Se enamoran del amor.

Dejan de ser ellos mismos y se vuelven, tal vez, dependientes. Ya no son si no meten amor en sus entrañas, ya no disfrutan por sí mismos, el amor tiene que estar presente. Ya no consiguen ser felices, siempre quieren más, sienten que podrían tener más.


¿Y como se desengancha uno del amor? ¿Existe enamorados del amor anónimos?


Tendremos que buscar una terapia para sanar...¿Si?...

lunes, 26 de octubre de 2009

Lunes pensativo...

Llevo varios días dándole vueltas a unas frase de Richard J. Davidson que me enseñaron hace unos días. La verdad es que no ha dejado de darse paseos de un lado para otro de mi mente, no sé muy bien porqué. Así que aquí os la dejo para ver si a vosotros también os revuelve un poco...un besazo a todos.



"Vivir las experiencias que nos ofrece la vida es obligatorio; sufrirlas o gozarlas es opcional"



Richard J. Davidson







miércoles, 21 de octubre de 2009

Lo había olvidado...

Desde que volví de vacaciones día a día me levantaba para venir a trabajar sin ningún sentido, sin ganas y sin saber por qué.

Hace una semana lo volví a recordar, es cierto, he necesitado que esas personas por las que trabajo cada día me lo hayan recordado. Gracias.

Mi trabajo, muchas veces, mi vida consiste en estar con personas. Personas maravillosas, en general que no dejan de enseñarme y sorprenderme. Como aquel día.

Hoy vino un repartidor con un ramo de flores inimaginable, precioso y preguntaba por mi...
No podía ser, tenía que ser un error, ¡quién podría haberme mandado flores al trabajo!

Roja como un tomate y llena de emoción cogí el ramo y la tarjeta que le acompañaba. Estaba temblando. No pude esperar ni un segundo y abrí la tarjeta. No tengo pareja así que él no podría ser, ni amante anónimo, ni admirador (que yo sepa...). ¿Quién podría ser?

Empecé a leer: "Paula, gracias por todo lo que has hecho por mi durante estos días. Silvia."

Ha sido la carta de amor más bonita que he recibido nunca...

Gracias por recordarme lo maravilloso que es mi trabajo, todo lo que consigo en él y todo lo que aprendo. No puedes ni imaginar lo bien que me ha hecho sentir tu regalo, lo útil, segura y orgullosa que me siento gracias a tus palabras. Tu eres la razón de lo que hago, tu eres la razón por la cual vengo cada día. Me ha encantado conocerte y que hayas formado parte de mi vida aunque, realmente, espero no tengas que volver aquí, conmigo, porque eso significará que estás bien.

martes, 20 de octubre de 2009

Un regalo para todos vosotros

Este cuento apareció en mis manos un día cualquiera, casi por arte de magia, lo leí y sentí que tendría que compartirlo con todas las personas que me rodean. Hace mucho que no escribo y de hecho tengo algunos borradores pendientes de publicar pero creo que corre más prisa haceros este regalo a todos aquellos que de vez en cuando os dejáis caer por aquí. Espero que os guste casi tanto como a mi. ¡¡¡Un besazo a tod@s!!!

Este cuento se titula "El verdadero valor del anillo" y empieza así:

Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro?¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizás después... Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
- E...encantado, maestro- titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
- Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Éstos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros se daban la vuelta y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado (más de cien personas) y batido por su fracaso, montó su caballo y regresó.

¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su ayuda.

- Maestro-dijo-lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir 2ó3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

- ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo!- contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

- ¿¿¿¿58 monedas????- exclamó el joven-

- Sí, yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé...si la venta es urgente...

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

- Siéntate, dijo el maestro después de escucharlo. Tu eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, solo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.



¿Os ha gustado? Espero que lo tengáis presente, desde hoy, todos los días. Una sonrisa para ti.

sábado, 3 de octubre de 2009

Rayadita de la guardia nº 2

Hoy vuelvo a trabajar, inevitablemente ya está comenzando la rutina, mi rutina. Aún estoy más allí que aquí pero tengo que volver aunque no quiera. En un famoso cuento decían: "No se está en ningún sitio mejor que en casa" y sin embargo, yo hace tan solo unos días a miles de kilómetros de casa fui una princesa.


Muy pocas veces me he sentido así, de hecho, hacía muchos años que no experimentaba esa sensación. Os parecerá un poco ridículo pero daba igual la ropa que llevase o si aún tenía legañas y el pelo enmarañado, me han hecho sentir con traje de lentejuelas y cucurucho en la cabeza, una princesa de verdad.


Pensé, o quise creer que las princesas no existían y que si no era así que yo jamás llegaría a ser una pero hoy puedo decir que existen y que yo por un momento lo he sido y así me lo han hecho ver. Me despreocupé, me cuidaron, me mimaron y simplemente...porque sí.


Y es cierto, he llegado a casa y me siento agusto, segura, tranquila pero ya no soy una princesa. Ya solo soy una chica fuerte y valerosa de esas que no necesitan nada de nadie (o eso es lo que hacen creen e intentan creerse ellas mismas). Lo de estar aquí tiene sus cosas buenas pero ser siempre el guerrero agota y no estoy dispuesta a ser la defensora y cuidadora del mundo entero siempre. ¿Y a mí quién me cuida? Quiero volver a ser princesa!!